martes, 3 de diciembre de 2013

Consejos de los padres de como inculcar los valores en los niños


CONSEJOS  PARA LOS PADRES DE COMO INCULCAR VALORES



El primer paso para convertirse en un padre que inculca valores, es poner más atención a las cosas que sus niños necesitan para crecer sanos.


Hablen acerca de los valores, limitaciones y expectativas que ustedes desearían perpetuar a través de sus hijos.


Periódicamente hagan cosas con sus hijos, incluyendo proyectos donde usted vive, actividades recreativas y proyectos de servicio. De cuando en cuando, dejen que su niño o adolescente elija las actividades que puedan hacer juntos en familia.


Preséntele sus hijos a otras personas responsables dentro de su vecindario, lugar de trabajo, grupo social o grupo religioso. Déjenle saber a estas personas, que usted quiere que ellos conozcan a sus hijos, porque es importante que los niños reciban la mayor cantidad de apoyo de otras personas.
Traten de comer juntos en familia tanto como sea posible. Mientras más haga esto, mejor serán los resultados para todos.


Elijan un proyecto de servicio que puedan hacer juntos, como por ejemplo juntar latas par reciclar.

Contáctense con otros padres y aprendan de ellos. Hablen acerca de las satisfacciones y desafíos de ser padre. No se olviden de hacer un comentario positivo acerca de usted y de sus niños o adolescentes.
Si a usted le preocupa su habilidad de ser padre o de la de su cónyuge / pareja, o la posibilidad de violencia y agresividad dentro de su familia, busquen consejo de un profesional confiable tal como un consejero, líder religioso o un doctor.




Sean un amigo y un ejemplo a valorar para los amigos de sus hijos. Permítanse ser lo "suficientemente bueno". Nadie es perfecto y eso está bien. Respiren profundo de vez en cuando y recuérdense que usted lo está haciendo lo mejor que puede.



IMPORTANCIA DE LA INTEGRACIÓN PADRES Y MADRES AL PROCESO EDUCATIVO DE SUS HIJOS/AS

IMPORTANCIA DE LA INTEGRACIÓN PADRES Y MADRES AL PROCESO EDUCATIVO DE SUS HIJOS/AS





La integración de padres y madres al proceso enseñanza-aprendizaje, de sus hijos/as, es fundamental para su  éxito escolar. Para  que se logre tal integración es primordial primero, que  los progenitores estén  conscientes de la  responsabilidad que les concierne a lo largo de todo el proceso formativo de sus vástagos;  por lo que es menester  estar atentos al desenvolvimiento de su vida escolar,  a fin de mantenerse informados y monitoreando su desarrollo, tanto a nivel escolar como familiar.

En afinidad con nuestro criterio, María López, en articulo publicado en la Revista “Enseñanza y Educación, afirma que cuando  padres y madres participan  en la vida escolar de sus hijos/as, esto parece tener repercusiones positivas, tales; como son: mayor autoestima, mejor rendimiento escolar, mejores relaciones padres-hijos y actitudes más positivas de  padres y madres hacia la escuela. Señala además que los logros del desarrollo de hijos/as y su apropiado ajuste social, es más efectivo cuando existe una relación entre el hogar y el Centro Educativo, por lo que para alcanzar estas finalidades se hace indispensable organizar jornadas de educación familiar, que permita la unificación de la labor formativa y educativa de los y las estudiantes.
Como profesional de la conducta entiendo que la experiencia escolar es una de las que mas contribuye al desarrollo de los niños/as, de  ahí la importancia  de que padres  y madres se perciban como sujetos activos  en este proceso y decidan  involucrarse  en las actividades que realizan los centros escolares,  con los que sin duda contribuirán a favorecer su desarrollo integral y a imprimir mayor calidad a la educación que reciben.

La familia  constituye el espacio idóneo para el disfrute  de los eventos importantes en las vidas de los niños y niñas.  La relación que se establece en el ceno familiar es  única, porque  permite  el surgimiento de todo tipo de interrelaciones: orientación, amor, respeto, soporte, ayuda, entre otros, que influyen y modifican los comportamientos de todos sus miembros. Cuando niños/as llegan a la escuela su mente no está en blanco, sino que estos/as traen consigo un conjunto de conocimientos y habilidades  y vivencias, que la ha adquirido en el hogar, por lo que la familia juega un papel preponderante en la formación y educación de los hijos/as, ya que es ahí donde se dan los primeros pasos que marcarán el desarrollo de habilidades que fortalecerán la vida del niño/a aun después de la adultez.

En mi experiencia he encontrado estudiantes que aseguran no sentir el apoyo y la motivación necesaria por parte de sus progenitores, para seguir estudiando y tampoco se empeñan en saber la situación en la cual se encuentran sus hijos/as en el centro educativo, lo  cual evidencia  que padres, madres y tutores/as  aun sabiéndose que son los actores principales del proceso educativo muchas veces son indiferentes a esta realidad.





Cuando padres y madres participan del proceso educativo de sus hijos/as, los beneficios que se obtienen son tangibles,  no solo  contribuye a tener un mejor desenvolvimiento en cuanto a lo  educativo, sino también que se convierte en una oportunidad para estar cerca de sus hijos/as, de expresarle su amor, de valorar su esfuerzo, provocando en ellos/as actitudes más positivas respecto a la escuela, y por ende un mayor  sentido de compromiso, y autovaloración.

Es necesario que padres y madres tomen conciencia y asuman mayor responsabilidad, supervisión y comunicación con sus hijos/as, ya que  una gran parte de los  problemas que se generan en los centros educativos tienen su origen en la familia,  los cuales a su vez se multiplican en la escuela,  repercutiendo negativamente  en su desenvolvimiento académico.

Padres y madres deben mantener comunicación constante con maestros/as,  involucrarse en los programas de las escuelas, como los comités de cursos y las escuelas de padres y madres, interesarse por la metodología utilizada al impartir la docencia,  poner empeño en saber las condiciones en la que se encuentran sus hijos/as, integrándose en todas las actividades organizadas por el centro educativo, todo esto para lograr que el proceso  enseñanza aprendizaje se logre de una manera exitosa.

En definitiva, todos/as queremos una buena formación para nuestros hijos e hijas,  pero si queremos lograr esa  buena formación  es imprescindible que exista una buena relación entre la escuela y la familia, ya que en ambos casos persiguen un fin común: la formación de ciudadanos y ciudadanas útiles,  y con un alto grado de conciencia social.

EL ESTRÉS Y LOS NIÑOS: QUÉ ES Y CÓMO PUEDEN AYUDAR LOS PADRES


EL ESTRÉS Y LOS NIÑOS: QUÉ ES Y CÓMO PUEDEN AYUDAR LOS PADRES





  • ¿Qué es el estrés? 

El estrés lo experimentamos todos. Es la reacción innata a las amenazas y desafíos cotidianos. El estrés es normal y puede ser útil, pero también perjudicial. Cuando se lo experimenta en episodios breves, el estrés constituye un incitador positivo. Por ejemplo, induce al niño a estudiar para un concurso o una prueba o a hacer los deberes. Sin embargo, cuando el estrés se experimenta por períodos prolongados, puede resultar debilitante y llevar a tener dificultades con la familia, los compañeros y el trabajo escolar. En estos casos, es probable que sea necesaria la intervención de un adulto. El estrés puede deberse a circunstancias tanto internas como externas, por ejemplo a la estructura genética de la persona, al medio ambiente, a la conducta, a los pensamientos o a una situación de vida. 


  • ¿Cuál es la causa del estrés? 

Hay experiencias que siempre resultan estresantes para un niño, cualquiera sea su edad, como los conflictos familiares, la muerte de un ser querido, el divorcio de los padres, los cambios escolares, o las situaciones violentas o traumáticas dentro de la comunidad. Sin embargo, hay determinadas experiencias de acuerdo con cada edad que pueden intensificar el estrés. En la primera infancia, estar sin la persona que lo cuida, ir a la escuela o vivir situaciones extrañas pueden provocar malestar. Más adelante en la infancia, puede agudizarse el estrés como consecuencia del aumento de las exigencias escolares y de la presión de los compañeros. Los adolescentes pueden sentir más estrés a causa de factores sociales, relaciones amorosas y la necesidad de tener éxito. También es importante destacar que aun las experiencias aparentemente positivas pueden provocar estrés en los niños, como el nacimiento de un hermano, la graduación escolar o sobresalir por un logro personal. 


  • ¿Qué podemos hacer como padres? 

La forma en que los padres responden a las situaciones emocionales determina en gran medida cómo aprenderán los niños a manejar sus emociones. Los niños están constantemente aprendiendo a cuidarse y necesitan orientación para aprender a expresar y entender sus sentimientos. Los jóvenes que adquieren habilidades de resolución positivas, como la reducción del estrés y la relajación, están mejor capacitados para responder y recuperarse de las dificultades. Esta capacidad no sólo les servirá durante su infancia y adolescencia, sino también durante su adultez, y será beneficiosa para su salud física y su rendimiento académico y laboral. Además, estas habilidades de resolución permiten también reducir la ansiedad y los problemas de conducta, y aumentar, a su vez, el autocontrol, la autoconfianza y las relaciones interpersonales positivas. Los padres pueden alentar a aliviar el estrés y relajarse de manera efectiva de las siguientes maneras: El primer paso para disminuir el estrés consiste en ayudar a su hijo a darse cuenta de cuándo se siente estresado. El estrés se manifiesta de tres modos: fisiológicamente (aumento de la frecuencia cardíaca, 
dolores de cabeza, náuseas), en la conducta (alteraciones del sueño, irritabilidad, evitación) y en lo cognitivo (dificultades para concentrarse, preocupación, pensamientos negativos). Al ayudarlo a identificar el momento en el que se siente estresado, el niño sabrá cuándo es conveniente reducir el estrés o poner en práctica técnicas de relajación. 
Ayude a su hijo a aprender a hacer inspiraciones profundas, una forma muy eficaz de atenuar el estrés. Haga que inhale profundamente y exhale lentamente. Repítalo varias veces. Cuando el niño es pequeño, la inspiración profunda puede practicarse con facilidad a la hora de acostarse. La relajación muscular progresiva constituye otra técnica eficaz de relajación. Concéntrese en un área del cuerpo, como los brazos, contráigalos y manténgalos contraídos mientras cuenta hasta diez. Luego, afloje los músculos repitiendo la cuenta. Continúe con todas las áreas importantes del cuerpo (piernas, brazos, hombros, etc.). Esto también puede practicarse antes de irse a dormir. 

Otras técnicas de relajación incluyen la meditación, el yoga, la visualización y escuchar música suave. 

Existen también muchas actividades diarias que alivian el estrés, como practicar actividad física con regularidad, cultivar un pasatiempo o compartir tiempo con compañeros. 
Por último, los padres pueden colaborar mucho manteniéndose al tanto de las experiencias emocionales de sus hijos preguntándoles cómo están y brindándoles un ambiente en el que se sientan cómodos para hablar acerca de sus sentimientos. 






  • ¿Cuándo debo buscar ayuda profesional? 

Aprender a manejar el estrés es una parte importante del crecimiento. Los niños desarrollan habilidades variadas para manejar estos sentimientos y, mientras algunos parecen no quedar rezagados por el estrés, otros necesitan orientación más directa y apoyo. Si su hijo se ve demasiado estresado o irritable y parece tener dificultades para controlar estas sensaciones, es posible que necesite la intervención de un profesional de salud mental. Si no recibe tratamiento, el estrés crónico puede dar lugar a problemas tales como un menor desempeño social y académico, mayor riesgo de depresión, hipertensión, asma, trastornos gastrointestinales, deterioro del sistema inmunológico, y el empeoramiento o la manifestación de enfermedades preexistentes. Por lo tanto, si sospecha que su hijo tiene dificultades para manejar el estrés, es importante que se tomen las medidas adecuadas. Un profesional podrá evaluar las causas subyacentes y los factores desencadenantes del estrés del niño y enseñarle habilidades específicas. Usted, como padre, y los maestros de su hijo también pueden recibir orientación y apoyo. A un menor número de niños les resulta tan difícil manejar el estrés que muestran conductas autodestructivas (cortes, tendencias suicidas, alcoholismo, drogadicción). Los jóvenes que adoptan este comportamiento exigen atención inmediata.

TIPOS DE ESTILOS DE APRENDIZAJE DE LOS NIÑOS


TIPOS DE ESTILOS DE APRENDIZAJE DE LOS NIÑOS

Existen cuatro tipos principales de estilos de aprendizaje:



  • El término estilos de aprendizaje se refiere a las diferentes maneras en que aprendemos, procesamos y retenemos información. Todos los niños pequeños aprenden a través de experiencias prácticas – al tocar, hacer y moverse. Y los niños también aprenden al mirar y oír. A medida que observa a su hijo, usted podrá identificar sus puntos fuertes o aptitudes y preferencias lo que le permitirá conocer el estilo de aprendizaje que su hijo prefiere.







TIPOS DE ESTILOS DE APRENDIZAJE


  1. Visual (aprende mirando)
  2. Auditivo (aprende oyendo)
  3. Táctil (aprende tocando)
  4. Kinestésico (aprende haciendo y moviéndose)



  • Los Asimiladores visuales:
Aprenden mirando.Los niños que procesan visualmente tienden a observar el lenguaje corporal y las expresiones faciales de padres y maestros, para obtener contenido y aprender a través de demostraciones y descripciones. Tienden a contar con una imaginación muy desarrollada y generalmente piensan en imágenes. Demasiado movimiento o acción en el aula puede distraerlos. Para los niños mayores que pueden leer, las instrucciones escritas pueden ayudar a clarificar las instrucciones verbales.
  • Los Auditivos :
Los niños que procesan de manera auditiva aprenden participando en discusiones y hablando sobre lo que oyeron. Las directivas verbales pueden ayudar a clarificar instrucciones o información escrita. Demasiado ruido puede distraerlos y los niños con esta característica quizás aprendan mejor en un ambiente tranquilo.

  •  Los Táctiles :
 Los niños que son más táctiles prefieren actividades o proyectos que les permiten usar sus manos. Quizás su hijo prefiera hacer garabatos o dibujar para ayudarse a recordar. 

  • Los Kinestésicos :
Los niños que son más kinestésicos aprenden a través de sensaciones físicas y tienen dificultades para permanecer quietos por mucho tiempo. Un abordaje práctico que permita que su hijo explore activamente su mundo físico lo ayuda a que aprenda mejor. 





lunes, 2 de diciembre de 2013

Padres con niños especiales



Familias con Niños con Necesidades Educativas Especiales


La vida de una familia desde el momento que son consientes que tienen un niño con discapacidad estos tiene un mayor responsabilidad para ellos, ellos son sumamente hermosos y amorosos. Lo fundamental es que el niño y la familia encuentre el apoyo y los medios necesarios para contribuir una vida feliz llena de posibilidades.
Estos niños por sus características tienen mayores para adaptarse a su medio ambiente , a su escuela.
Para ellos los padres tendrán un papel importante en ellos pues deben contribuir con el aprendizaje del niño y su desarrollo tanto físico como cognitivo . 


domingo, 1 de diciembre de 2013

A JUGAR... CON PAPI Y MAMI !!!!

El juego es la actividad más importante de los niños. Los niños juegan, no solo para divertirse o distraerse, también lo hacen para aprender, es su universidad, es el termómetro que mide su salud. El juego no es una pérdida de tiempo, es fundamental para los niños. Un niño que juega está sano física, mental y emocionalmente, mientras que si no juega está enfermo. (La Fundación Ireme Megías Contra La Meningitis, 2006)



1.1.        El juego como indicativo de la salud infantil

Es más importante que observes la apetencia de tu hijo por el juego, que ponerle el termómetro, vigilar lo que come o hacerle análisis o radiografías. Cuando los niños de cualquier edad están enfermos o deprimidos, dejan de jugar, porque el juego implica una actitud activa y no pasiva, precisa un compromiso físico, emocional e intelectual activo para comprometerse libremente en el juego. El juego es por tanto el mejor indicador de la salud de tu hijo, es tan importante como la comida y el sueño. Si tu hijo juega, duerme y come suficiente, está sin duda sano.



1.2.          Psicomotricidad, imaginación e inteligencia

Cuando juegan, los niños ejercitan su cuerpo en crecimiento, aprenden a controlar y coordinar sus músculos, las articulaciones, los movimientos, pero además, estimula la inteligencia y las emociones. Por eso, el juego tiene que ser siempre entretenido, divertido, para que sea voluntariamente aceptado.
 Con el juego los niños adquieren experiencia al conocerse a sí mismos y al mundo que les rodea, aprenden a ser imaginativos, a dramatizar, simulando ser otras personas, niños, adultos o animales, aprenden a compartir, tolerar frustraciones, y a representar escenarios y situaciones reales o irreales que les permitirán acercarse al mundo de los adultos.
 El juego es imprescindible en todas las etapas de la infancia, lógicamente cambian el tipo de juego y su significado. Existen casi infinitas formas de jugar, solo limitadas por el espacio que tienen para desarrollar sus juegos, los recursos que les proporcionan los adultos y por su propia imaginación. Por ello los adultos deberían facilitar los medios para jugar, los materiales y el espacio necesario para ello. (La Fundación Ireme Megías Contra La Meningitis, 2006)


1.3.         Compañeros de juegos

Los padres son los primeros compañeros de juego de sus hijos, con ellos aprenderán a imitar sonidos a coger los juguetes que se le ponen en las manos, a tirarlos y deleitarse con el ruido que provocan al caer, más tarde a esconder y encontrar cosas. Poco a poco tu hijo aprenderá a jugar solo durante cortos periodos de tiempo, cada vez podrá entretenerse más tiempo solo, siempre que tenga objetos con los que jugar y espacios para ver; cuando puede desplazarse gateando aprenderá a coger las cosas que le rodean con las que puede desarrollar su imaginación.
 En la edad preescolar aprenderá a jugar con otros niños. El juego le permitirá ser cada vez más independiente, que es el objetivo final de la educación, lograr que tu hijo sea un adulto independiente, equilibrado y bien relacionado con su medio, metas imposibles de conseguir sin el juego.

1.4.         ¡Juega con tus hijos!

 Los padres, muchas veces influenciados por la industria del juguete, proporcionan a sus hijos solo “juguetes educativos”, limitando el juego que permite aprender sobre el mundo real, sobre sí mismo y sobre su entorno, y esto es tanto o más educativo. Es muy útil y agradable para tu hijo, también para ti, que juguéis juntos, revolcándoos por el suelo, modelando plastilina, cantando, bailando o jugando al baloncesto. Esto no solo mejorará vuestra unión, también hace que tu hijo se sienta mucho más feliz, a la vez que tú puedes recuperar la alegría del recuerdo de tus juegos infantiles.
 Algunos padres, quizás tú, por motivos, generalmente de trabajo, no tienen tiempo de jugar con sus hijos. ¡No saben lo que se pierden! Aunque descubran años después su error, ya nunca podrán recuperar las sonrisas, las alegrías, las emociones y el progreso de su hijo. Aunque sólo sea media hora al día, dedica tiempo a jugar con tu hijo. No para ver la televisión, tampoco para ver como juegan otros niños, muñecos o dibujos animados, sino para que te liberes de todas tus cargas y obligaciones y juegues al escondite, a los indios, o a imitar a quien tu hijo quiera. Y los fines de semana dedícale más tiempo. (La Fundación Ireme Megías Contra La Meningitis, 2006)